A veces uno de los barrios más olvidados de Buenos Aires para visitar y recorrer son los denominados del centro o microcentro, puntualmente los barrios de San Nicolás y Monserrat. Sitio indiscutible de protestas, oficinas, embajadas y el movimiento diario de la capital. Pero a pesar de todo esto, tiene su atractivo y sitios que valen la pena recorrer. Hoy vamos con un itinerario para recorrer Monserrat.
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Monserrat es el barrio al que mal llamamos el centro de la ciudad. Podemos decir que su centro político es la histórica plaza de Mayo, lugar de encuentro por excelencia y donde se encuentran la mayoría de los edificios cívicos importantes como el cabildo y la catedral de la ciudad.
Si nos ponemos finos sus limites son
Aunque popularmente se lo conoce como el centro, todo tiene su por qué. En principio fue llamado Montserrat porque alberga en su ejido una iglesia construida en el año 1750 por el arquitecto Masella en honor a la Virgen de Montserrat, templo en el que se venera desde esa época una copia de la escultura románica de La Moreneta, virgen del Monasterio de Montserrat, que se encuentra en las afueras de Barcelona, España.
Durante el siglo XVIII y XIX el actual barrio estaba dividido a la altura de la intersección de las actuales calle Piedras y Avenida de Mayo hacia el sur oeste, en tanto hacia el sur este era conocido como Catedral al Sur. A lo largo de esos años además era llamado «Barrio del Tambor» o «Barrio del Mondongo» por la gran cantidad de esclavos negros que vivieron allí.
En los terrenos donde se emplaza este barrio de la ciudad, llegó por primera vez Juan de Garay y plantó el rollo de la Justicia. En este barrio podemos encontrar los edificios más antiguos y con mayor valor histórico de la ciudad como
Una de las cosas que podemos hacer en Monserrat es conocer el llamado palacio Ayerza construido en 1931. Los arquitectos, Eduard Le Monnier y Héctor Ayerza, se inspiraron para el diseño en el neoclasicismo francés del siglo XVIII.
La torre, de 97 metros de altura, alberga un reloj Westminster con cuatro esferas de 4,5 metros de diámetro. Este reloj está conectado a cinco campanas: La Santa María, La Pinta, La Niña, La Porteña y La Argentina; la mayor pesa 1,8 toneladas.
Uno de sus salones más lujosos es el dorado, posee columnas con capiteles de orden jónico rodean su área central y sostienen una galería que forma, por medio de arcadas, un balcón sobre el sector central. Se destaca al fondo un palco-bandeja de honor con el escudo Nacional que enfrenta al emblema Municipal, en la otra punta. Está iluminado por seis arañas de 45 velas y 14 arañas de diez luces bajo galería. El salón es utilizado para las Audiencias Públicas, recepciones y eventos.
En el subsuelo del edificio se halla su piedra fundacional, a dos metros bajo el nivel de la calle y aun costado de la rotonda. Es de mármol y fue colocada el 18 de noviembre de 1926 por el Presidente de la Nación, Dr. Marcelo Torcuato de Alvear.
En la intersección de la Avenida Presidente Julio Argentino Roca con las calles Perú y Adolfo Alsina, podemos hallar el monumento a Julio Argentino Roca, presidente de la Nación en dos períodos: de 1880 a 1886 y de 1898 a 1904. El conjunto formado por Julio A. Roca sobre el caballo y las dos alegorías fueron realizadas por el escultor y pintor uruguayo José Luis Zorrilla de San Martín y el basamento por el escultor Alejandro Bustillo.
La Manzana de las Luces es uno de los principales complejos históricos de la ciudad y alberga varias de las construcciones más antiguas, como la Iglesia de San Ignacio, que es considerada la de mayor edad que todavía se conserva en pie en Buenos Aires, obra de los jesuitas que se habían instalado allí.
Dentro de este complejo arquitectónico podemos encontrar diferentes edificios como:
El gran atractivo de este sitio se halla bajo tierra ya que se descubrieron una gran cantidad de túneles, una red inteligentemente concebida formada por dos túneles que corrían de sur a norte y uno de este a oeste. Originados en el siglo XVIII por ingenio de los sacerdotes jesuitas, su construcción fue motivada por varias razones.
Se lo llamó así por primera vez en un artículo del periódico El Argos en 1821. El nombre hace alusión al carácter cultural de los edificios que funcionaban allí: el Colegio de San Ignacio -hoy Colegio Nacional de Buenos Aires-, el antiguo edificio de la Universidad de Buenos Aires, el primer teatro, el primer museo de la ciudad, la Real Imprenta de Niños Expósitos y la Biblioteca Nacional.
Frente al colegio nacional podemos encontrar la librería más antigua de la ciudad. Antiguamente se la llamaba la librería del colegio ya que sus principales clientes eran estudiantes y maestros de ese lugar.
Sus orígenes se remontan a finales del siglo XVIII cuando un farmacéutico de apellido Marull abrió la Botica, una librería en 1785. Fue el primer local donde se vendieron libros en Buenos Aires.
En esta localización privilegiada, se instaló la Librería del Colegio hacia 1830, siendo clientes a lo largo del siguiente siglo personajes ilustres como los presidentes Bartolomé Mitre, Domingo Sarmiento y Nicolás Avellaneda y los escritores Leopoldo Lugones, Roberto Arlt, Jorge Luis Borges, Adolfo Bioy Casares y Victoria Ocampo.
En 1926, el viejo local de la librería fue demolido, y en su lugar se construyó uno nuevo, instalado en la planta baja y subsuelo de un edificio residencial de estilo ecléctico.
Otra de las cosas que podemos hacer en Monserrat es recorrer la Basílica de San Francisco sobre la calle Alsina, uno de los templos icónicos de este barrio. Perteneció a la orden de los franciscanos, la primera que recibió un terreno en el asentamiento fundado por Juan de Garay en 1580.
En realidad se habla de un complejo ya que en él se encuentran tres edificios como lo son la Basílica de San Francisco, Capilla de San Roque y Tercera Orden Franciscana Seglar.
En el centro se encuentra un conjunto escultórico donde San Francisco de Asís es rodeado por Dante Alighieri, Giotto y Cristóbal Colón: los tres pertencian a la orden franciscana.
Uno de los museos que podemos encontrar en este barrio de la ciudad es el museo Etnográfico. La etnografía a modo simple es una rama de la antropología que estudia y describe los pueblos y sus culturas.
El Museo Etnográfico cuenta con colecciones arqueológicas y antropológicas que invitan a descubrir la diversidad cultural en el pasado prehispánico y en la Argentina actual. Sus exhibiciones incluyen piezas de diferentes regiones del mundo y se destacan las producciones vinculadas a las sociedades indígenas americanas.
Lleva el nombre de Juan Ambrosetti, uno de los primeros etnógrafos de nuestro país y quien descubrió el Pucará de Tilcara en Jujuy.
Podemos encontrar además una colección arqueológica con piezas provenientes de América, África, Asia y Europa conformada por objetos elaborados en cerámica, piedras, textiles, metal, cueros, hueso, maderas y fibras.
En la avenida Belgrano, encontramos el convento de Santo Domingo esta iglesia en particular es importante ya que en su atrio descansan los restos del general Manuel Belgrano.
En 1751 se comenzó a levantar el actual edificio diseñado por el arquitecto Antonio Masella, aunque la orden de los dominicos había llegado a la ciudad en el siglo XVII. La iglesia fue declarada Basílica en 1909. Su interior posee tres naves, la central tiene bóveda de cañón corrido y está revestida en mármol esculpido, y una cúpula sobre el crucero. En el atrio se halla el mausoleo que guarda los restos del prócer Manuel Belgrano desde 1903 en el cual se destacan las rejas de estilo colonial español.
Como dato curioso, en esta iglesia se refugiaron los soldados ingleses durante la invasión de 1807, y en su interior se conservan las banderas arrebatadas a las fuerzas agresoras.
A pocas cuadras sobre la calle Venezuela podemos encontrar una de las casas más antiguas de Buenos Aires, la casa donde vivió el virrey Santiago Liniers.
La casa fue construida hacia fines del siglo XVIII para don Martín Simón de Sarratea y su familia. Santiago de Liniers, luego de las Invasiones Inglesas de 1806 y 1807, vivió en ella entre 1808 y 1809. De la casa original solo se mantuvo el frente y algunos muros internos, que fueron conservados de acuerdo al lenguaje de la arquitectura colonial de fines del siglo XVIII.
En la actualidad es sede del Instituto Histórico y de la Dirección General de Patrimonio del Gobierno de la Ciudad.
Para ir finalizando este recorrido por este barrio no podemos dejar de mencionar dos sitios que valen la pena ver por fuera, porque no se puede ingresar.
En la calle Defensa se halla actualmente el Archivo General del Ejército pero anteriormente funcionaba allí nuestra primera casa de moneda, cuando circulaba por nuestro país el peso fuerte. Este sitio se usaba para la impresión de billetes, valores fiscales y timbres postales.
El edificio, obra del ingeniero Eduardo Castilla, se inauguró en 1881 y albergó la Casa de la Moneda hasta 1944. De estilo italianizante y estructura de hierro y ladrillo, presenta una planta simétrica que converge en un patio.
Sitio web, turismoBA
El último edificio que podemos recorrer en Monserrat es la antigua sede de la biblioteca nacional ubicada sobre la calle México. En 1901 la institución se trasladó a este edificio, que en un principio había sido proyectado para albergar la Lotería Nacional, pero fue cedido a la Biblioteca antes de su finalización. La construcción de estilo Beaux-Arts fue obra del arquitecto italiano Carlos Morra.
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